¿Qué publicar en el portafolio del diseñador? | algunas consideraciones
De las gestiones que debe realizar un diseñador gráfico una de las más importantes es, sin lugar a dudas, la administración de su portafolio. Aunque muchas veces es subestimado por el propio creativo, esta genuina inversión de capital, da cuenta de las capacidades, aptitudes y alcances de una persona cuyo principal oficio es la creación de contenido visual.
Desde la temprana época de los estudios, los primeros trabajos hasta el desarrollo de una carrera, es en el portafolio donde se puede evidenciar la constancia, la evolución y el genio inspirador y los recursos que se dominan; pero también ofrece al usuario experimentado (casualmente aquel que más interesa por sus posibilidades de contratar los servicios) información valiosa sobre la capacidad de síntesis, la habilidad de transmitir mensajes, de conectar con la emoción, de resolución según recursos y presupuestos, de la buena ortografía, el aporte innovativo, la capacidad de crear tendencia o de al menos de explotarlas.
Paradójicamente es uno de los puntos donde más falla el diseñador, ya sea porque trabaja para una empresa y no siente como suyo la labor realizada, o tal vez que no ha concientizado la importancia que tiene en su curriculum.
Iniciativas como las del Adobe con el desarrollo de https://www.behance.net han simplificado el proceso que no deja de tener un rasgo engorroso, aunque en este caso, el gigante de los software para diseñadores ha capitalizado una envidiable base de datos de su público objetivo a nivel mundial.
Publicar o no publicar
Sorprendentemente muchos factores inciden en la decisión de publicar o no un trabajo, propuesta o experimento en nuestro portfolio (anglicismo con el que es más reconocido en países de habla hispana como España, Argentina o Chile): contar con la aprobación del cliente, que el proyecto haya sido realizado y puesto en marcha, que la agencia donde se labora permita la publicación, desconocimiento sobre los derechos del diseñador, etc. El Colegio de Diseñadores Industriales y Gráficos de México, A.C., en un documento publicado en el portal expone lo siguiente, sobre RESPONSABILIDADES DEL DISEÑADOR HACIA EL CLIENTE:
Deberá ejercer sin difundir a través de la prensa u otro medio la información sobre el trabajo que realiza, a menos que el Cliente haya dado su consentimiento. Las muestras de trabajo que presente a sus prospectos en el portafolio de trabajos previos, deberán contar con carta de autenticidad firmada por el Cliente de cada trabajo, especificando el grado y tipo de participación que se tuvo en el mismo.
Pero una interesante iniciativa del diseñador venezolano Luis Ernesto Guerrero Robles y su Creatividad a Precio Justo ha desarrollando el tema de los costos, y toca la importancia de que los creativos publiquen, así sea de manera privada, el contenido que generan para clientes, agencias, grupos y demás. En el portal SoundCloud el tema se encuentra integrado en varias charlas publicadas.
Lo cierto es que el grueso del trabajo de diseño gráfico contempla en muy pocas ocasiones la firma de un contrato laboral donde se especifiquen los términos de este y otros aspectos. Las conductas obedecen más a una intención de evitar males mayores, y los profesionales limitan las exposiciones de sus creaciones.
¿Qué implica publicar?
Al hacer público un proyecto desarrollado, le estamos diciendo al mundo que nosotros hemos realizado una interpretación de: coloque aquí el nombre del proyecto. Pero también estamos informando que tenemos o hemos tenido trato con los representantes del dicho proyecto. Por regla general, la veracidad de un portafolio está sujeta a su comprobación, lo que se traduce en que la realidad expuesta del proyecto coincida con la presentada en la carpeta.
Este punto ha sido ampliamente discutido en el medio en los últimos años. Al expandirse los métodos de contratación de proyectos gráficos-creativos con las plataformas que conectan freelance con clientes, el aumento de profesionales autónomos, la explosión demográfica de agencias, grupos y colectivos, sitios de comercio electrónico y la exposición a través de redes sociales. Las propuestas, rediseños, desarrollos, bocetos, opciones, se cuentan ahora por millares. Nunca como hoy ha habido diseños y diseñadores.
Otro punto importante es el hecho de que la publicación de un trabajo debe ser “únicamente” con fines de promocionar el portafolio y nuestras cualidades creativas. Cualquier implicación contractual queda definida en los parámetros del trabajo realizado y por el tiempo de ejecución.
De propuestas a proyectos
La ecuación Boceto => Propuesta => Aprobación => Corrección => Implementación es el camino natural de cualquier encargo de imagen e identidad gráfica, pero ¿Qué sucede con los trabajos no aprobados? El profesional gráfico que limita la publicación en portafolio de los contratos que solo ven la luz al final del túnel notará una lógica descompensación con relación a los esfuerzos y horas de trabajo realizado. Muchos proyectos no llegan a feliz término en gran medida por razones ajenas al diseñador y a su labor realizada ¿Es justo que estos trabajos no se publiquen? Personalmente he resuelto publicar destacando la palabra “Propuesta”.
No hay que menospreciar aquellos trabajos que obedecen a una naturaleza más personal, que son fruto de nuestra necesidad de expresión, de una búsqueda y experimentación en el estilo o lenguaje creativo que deseamos desarrollar. No son pocos los casos de éxito en Behance, Domestik, Crehana, Instagram o Facebook donde la gran originalidad presentada en publicaciones que solo dan fe de una necesidad de expresión, cautivaron al gran público ganado seguidores y reconocimiento. ¿Qué vas a publicar ahora en tu portafolio?